30 de marzo de 2009

Vení, Volá, Sentí






Balada Para Un Loco
(Letra: Horacio Ferrer - Música: Astor Piazzolla)
(Interpretación: Roberto Goyeneche)

Las tardecitas de Buenos Aires tiene ese qué sé yo, ¿viste?
Salgo de casa por Arenales, lo de siempre en la calle y en mí,
cuando de repente, detrás de ese árbol, se aparece él,
mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte
en el viaje a Venus. Medio melón en la cabeza,
las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies,
y una banderita de taxi libre en cada mano... Ja...ja...ja...ja...
Parece que sólo yo lo veo, porque él pasa entre la gente
y los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes
y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares,
y así, medio bailando, medio volando,
se saca el melón, me saluda, me regala una banderita
y me dice adiós.

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao,
no ves que va la luna rodando por Callao
y un coro de astronautas y niños con un vals
me baila alrededor...
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao,
yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste; vení, volá, sentí,
el loco berretín que tengo para vos.
Loco, loco, loco, cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré, con un poema
y un trombón, a desvelar tu corazón.
Loco, loco, loco, como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad, ya vas a ver.

Y así el loco me convida a andar
en su ilusión súper-sport,
y vamos a correr por las cornisas
con una golondrina por motor.
De Vieytes nos aplauden: Viva, viva...
los locos que inventaron el amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.
Nos sale a saludar la gente linda
y el loco, pero tuyo, qué sé yo, loco mío,
provoca campanarios con su risa
y al fin, me mira y canta a media voz:

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
trepate a esta ternura de loco que hay en mí,
ponete esta peluca de alondra y volá, volá conmigo ya:
vení, quereme así piantao, piantao, piantao,
abrite los amores que vamos a intentar
la trágica locura total de revivir,
vení, volá, vení, tra...lala...lara...


28 de marzo de 2009

Aunque Hoy Ha Llovido Hay Camisas Al Sol






De Menos
(Pedro Guerra)

El puente no alcanza, el río es estrecho.
La lluvia es la trampa, la lluvia es el cepo.
Camino deprisa, ni busco, ni encuentro,
ni paso, ni quiero, ni tengo, ni doy.

La calle cambió su trayecto y no vuelve,
las normas distintas son días sin verte.
Perdí las señales, los horarios, los trenes.
Nostalgia es el verbo que piensa en tu olor.

Y te echo de menos, de menos, de menos,
espacio vacío de mi corazón.

Noviembre se marcha y nos deja hojas secas,
el mar son tejados, alambres, antenas.
Me animo a olvidarte en los días que llegan,
aunque hoy ha llovido hay camisas al sol.

Y te echo de menos, de menos, de menos,
espacio vacío de mi corazón.


16 de marzo de 2009

Me Están Volviendo Viejo






Ansia En Plaza Francia
(Andrés Calamaro)

Encerrado en mi torre de marfil,
la soledad del cuarto del hotel,
bajo el peso de mi propia ley perdí,
mi propia ley que es roce de tu piel.

Esperándote con ansia en plaza Francia,
la fragancia de tu rosa en mi pellejo,
que no pude borrar en 4 días,
malditas despedidas,
me están volviendo viejo.

En el ropero dejé la campera de cuero,
ahora soy un torero retirado de los ruedos.
Mi dinero me lo gasto en elegancia,
esperándote con ansia en plaza Francia.

En mi cárcel de cristal, te espero,
mas allá del bien y del mal, te quiero.
Con mi tarjeta dorada no me puedo comprar nada,
el amor no se puede pagar.

Saco pecho y camino por el techo,
otra vez va a ser mejor comprarlo hecho al amor
.

9 de marzo de 2009

¡Yo No Sé Cómo He Podido!






Nada
(Música: José Damés - Letra: Horacio Sanguinetti
Adaptación: Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale)

He llegado hasta tu casa...
¡Yo no sé cómo he podido!
Si me han dicho que no estás,
que ya nunca volverás...
¡Si me han dicho que te has ido!
¡Cuánta nieve hay en mi alma!
¡Qué silencio hay en tu puerta!
Al llegar hasta el umbral,
un candado de dolor
me detuvo el corazón.

Nada, nada queda en tu casa natal...
Sólo telarañas que teje el yuyal.
El rosal tampoco existe
y es seguro que se ha muerto al irte tú...
¡Todo es una cruz!
Nada, nada más que tristeza y quietud.
Nadie que me diga si vives aún...
¿Dónde estás, para decirte
que hoy he vuelto arrepentido a buscar tu amor?

Ya me alejo de tu casa
y me voy ya ni sé donde...
Sin querer te digo adiós
y hasta el eco de tu voz
de la nada me responde.
En la cruz de tu candado
por tu pena yo he rezado
y ha rodado en tu portón
una lágrima hecha flor
de mi pobre corazón.


6 de marzo de 2009

Que Al Lugar Donde Has Sido Feliz No Debieras Tratar De Volver






Peces de Ciudad
(Letra: Joaquín Sabina - Música: Joaquín Sabina y Pancho Varona)

Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d'Austerlitz.

Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de San Martín.

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.

En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad.

Pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar.

Y en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.

El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.

En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.

Y cómo huir cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.


2 de marzo de 2009

Algo Que No Se Explica Con Palabras






Tu Sonrisa Inolvidable
(Fito Páez)

Vamos a caminar por el Retiro,
vamos que hoy en Madrid hay rico frío,
vamos que estoy ansioso
por jugar y hablar contigo.

Vamos que se agradece tu elegancia
tus ojos trashumantes, tu fragancia,
vamos y no le demos al final
tanta importancia.

Vamos al sol, así, por Castellana,
que nos abrigue el cielo y la mañana.
Algo quedó pendiente aquella vez,
algo que no se explica con palabras.

Sigo sobre la idea del destino,
con Las Mil y Una Noches no termino.
Esto de traducir nunca paga bien,
pero me río.

Estoy hablando solo como antes
¿qué fue de tus hermanas, de tu madre?
Estoy un poco loco, excúsame,
por agobiarte.

Vamos al sol, así, por Castellana,
que nos abrigue el cielo y la mañana.
Algo quedo pendiente, ya no sé,
déjame que te vea, ¡qué muchacha!

Vamos a hablar de estilos, de Bresson
de los indios ranqueles, de tu y yo,
de lo que nos pasó esa madrugada y ese beso de papel.
Me equivoqué,
qué voy a hacer, me veo tan sonzo,
me veo tan tonto.
Irme del pueblo a leer y vivir solo.

Y te soñé, y te pensé,
en bibliotecas, en hoteles desvarié.
No conocí otra mujer
con esa diáfana mirada y esa piel.

Y me escribiste en las postales argentinas,
y aunque nunca fuiste mía estuve cerca aquella vez.
Y hoy que los huesos crujen por las humedades,
tu sonrisa inolvidable me hizo tanto, tanto bien,
tanto bien, y me marché.