"...Me conmovió, no hace tanto, que el cosmólogo Sagan, en un artículo extenso, escrito como desde un punto perdido en el infinito del espacio desde el cual el mundo se observa como una bolita cachuza, terminara diciéndonos: 'Besen a sus hijos'..."
(Fragmento del poema "Que me palpen de armas" del actor y director argentino Oscar Martínez.)
Dream Of The Return (Música: Pat Metheny - Letra: Pedro Aznar)
Al mar eché un poema que llevó con él mis preguntas y mi voz Como un lento barco se perdió en la espuma
Le pedí que no diera la vuelta sin haber visto el altamar y en sueños hablar conmigo de lo que vio
Aún si no volviera yo sabría si llegó
Viajar la vida entera por la calma azul o en tormentas zozobrar poco importa el modo si algún puerto espera
Aguardé tanto tiempo el mensaje que olvidé volver al mar y así yo perdí aquel poema Grité a los cielos todo mi rencor Lo hallé por fin, pero escrito en la arena como una oración
Corre dijo la tortuga, atrévete dijo el cobarde, estoy de vuelta dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte. Sálvame dijo el verdugo, sé que has sido tú dijo el culpable. No me grites dijo el sordo, hoy es jueves dijo el martes y tú no te perfumes con palabras para consolarme déjame sólo conmigo, con el íntimo enemigo que malvive de pensión en mi corazón, el receloso, el fugitivo, el más oscuro de los dos, el pariente pobre de la duda. El que nunca se desnuda si no me desnudo yo, el caprichoso, el orgulloso, el otro el cómplice traidor.
A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues mis consejos, a ti te estoy gritando, a ti, que estás metido en mi pellejo, a ti que estás llorando ahí, al otro lado del espejo, a ti que no te debo, más que el empujón de anoche que me llevó a escribir esta canción.
No mientas dijo el mentiroso, buena suerte dijo el gafe, ocúpate del alma dijo el gordo vendedor de carne, pruébame dijo el veneno, ámame como odian los amantes. Drogas no, dijo el camello, cuanto vales dijo el ganster, apunto de rendirme estaba a un paso de quemar la naves, cuando al borde del camino, por dos veces el destino que hizo un guiño en forma de labios de mujer.
Nos invitas a una copa, yo te secaré el sudor, yo te abrazaré bajo la ropa. Quien va a dormir conmigo, ni lo sueñes contestó, una indignada, y otra encantada no dijo nada y sonrió.